Un sueño
El otro día entré en un espacio de una chica que escribía sus sueños. Ya había escuchado de mucha gente que lleva una especie de diario en el que cada mañana escribe los sueños que tuvo la noche anterior, pero nunca había visto eso en un espacio o ningún otro blog, por lo menos sistemáticamente.
Bueno, la cosa es que esto me hizo recordar un sueño que tuve la otra noche, y que me pareció interesante, o por lo menos, bastante distinto de mis sueños habituales.
Resulta que estaba en la casa de mis padres, en mi antiguo dormitorio, mirando por la ventana. En eso veo, bien cerca de ella, a un pájaro de lo más extraño. Era como un pollito pero enorme, del tamaño de un oso, parado en sus dos patas, que en lugar de tener plumas, tenía pelo de color marrón, y unos ojos negros enormes. Me miraba fijo de costado, como miran las gallinas, y mientras lo miraba la imagen hacía acercamientos a distintas partes del animal, como si fuera una película y no mi visión. No me daba miedo, más bien muchísima curiosidad. En eso, me doy cuenta que por la ventana del living se ve otro pájaro, del tamaño de un ñandú o avestruz pequeño, de color blanco y negro, parecido a un pingüino pero con las plumas más largas, y un penacho en la cola. Tampoco me daba miedo, pero en eso viene mi padre y me dice que más allá había un león, que los animales se habían escapado del zoológico. Miro para un costado y veo un cachorro de pantera gris, el león no lo veo, pero lo escucho rugir. Ahí si me da miedo y voy corriendo a llamar al 911, por un segundo dudo y quiero discar el 147, pero no, es el 911. Me atiende una voz masculina, sabe desde donde estoy llamando, como las paradas de taxi a las que llamás seguido. Le digo que habían animales salvajes escapados de zoológico, que vienieran rápido, que tenía mucho miedo. Le seguía rogando que vieniera y la voz se me hacía cada vez más pesada y casi lloré, y ahí me desperté.
Bueno, la cosa es que esto me hizo recordar un sueño que tuve la otra noche, y que me pareció interesante, o por lo menos, bastante distinto de mis sueños habituales.
Resulta que estaba en la casa de mis padres, en mi antiguo dormitorio, mirando por la ventana. En eso veo, bien cerca de ella, a un pájaro de lo más extraño. Era como un pollito pero enorme, del tamaño de un oso, parado en sus dos patas, que en lugar de tener plumas, tenía pelo de color marrón, y unos ojos negros enormes. Me miraba fijo de costado, como miran las gallinas, y mientras lo miraba la imagen hacía acercamientos a distintas partes del animal, como si fuera una película y no mi visión. No me daba miedo, más bien muchísima curiosidad. En eso, me doy cuenta que por la ventana del living se ve otro pájaro, del tamaño de un ñandú o avestruz pequeño, de color blanco y negro, parecido a un pingüino pero con las plumas más largas, y un penacho en la cola. Tampoco me daba miedo, pero en eso viene mi padre y me dice que más allá había un león, que los animales se habían escapado del zoológico. Miro para un costado y veo un cachorro de pantera gris, el león no lo veo, pero lo escucho rugir. Ahí si me da miedo y voy corriendo a llamar al 911, por un segundo dudo y quiero discar el 147, pero no, es el 911. Me atiende una voz masculina, sabe desde donde estoy llamando, como las paradas de taxi a las que llamás seguido. Le digo que habían animales salvajes escapados de zoológico, que vienieran rápido, que tenía mucho miedo. Le seguía rogando que vieniera y la voz se me hacía cada vez más pesada y casi lloré, y ahí me desperté.
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